¿Qué pasa si muere el avalista?




Cuando una persona actúa como avalista, asume la responsabilidad de garantizar una deuda en caso de que el deudor principal no pueda cumplir con sus obligaciones. Sin embargo, es importante tener en cuenta qué sucede en caso de que el avalista fallezca.

En primer lugar, es importante destacar que la muerte del avalista no extingue automáticamente la obligación de aval. Es decir, la deuda sigue existiendo y debe ser pagada. En este caso, la responsabilidad recae en el patrimonio del avalista, es decir, en sus bienes y propiedades.

El patrimonio del avalista puede ser utilizado para cubrir la deuda, ya sea a través de la venta de sus bienes o mediante otros mecanismos legales. En caso de que el patrimonio del avalista no sea suficiente para cubrir la totalidad de la deuda, los acreedores pueden solicitar el embargo de los bienes del deudor principal.




Es importante tener en cuenta que el orden de responsabilidad en el pago de la deuda puede variar dependiendo de las leyes y normativas de cada país. En algunos casos, los acreedores pueden solicitar el pago primero al patrimonio del avalista, mientras que en otros casos pueden dirigirse directamente al deudor principal.

Además, es importante mencionar que el avalista puede designar a un sustituto o coavalista en caso de su fallecimiento. Esto puede ser establecido en el contrato de aval, donde se especifica quién será el responsable en caso de que el avalista original no pueda cumplir con su obligación por cualquier motivo, incluyendo su muerte.

Avalista de hipoteca muere: ¿qué sucede ahora?

Cuando un avalista de una hipoteca fallece, se generan ciertas situaciones que deben ser resueltas de acuerdo a las leyes y normativas establecidas. A continuación, se presenta un resumen de lo que sucede en esta situación:

1. Responsabilidad del avalista: En primer lugar, es importante destacar que la responsabilidad del avalista no se extingue automáticamente con su fallecimiento. El avalista sigue siendo responsable de las obligaciones contraídas en el contrato de aval hasta el momento de su muerte.

2. Notificación del fallecimiento: Una vez que se produce el fallecimiento del avalista, es necesario notificarlo a la entidad financiera y presentar el certificado de defunción correspondiente. Esta notificación puede ser realizada por el titular de la hipoteca o por sus herederos.

3. Estudio de la situación: La entidad financiera llevará a cabo un análisis de la situación para determinar cómo se procederá a partir de ese momento. En este proceso, se evaluarán diversos factores, como la capacidad de pago del titular de la hipoteca y la existencia de otros avales o garantías.

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4. Reclamación a los herederos: Si el titular de la hipoteca no puede hacer frente al pago de las cuotas, la entidad financiera puede iniciar un proceso de reclamación a los herederos del avalista fallecido. En este caso, los herederos deberán asumir la responsabilidad de pagar la deuda pendiente o buscar alternativas para refinanciarla.

5. Posibilidad de renegociación: En algunos casos, la entidad financiera puede estar dispuesta a renegociar las condiciones de la hipoteca para facilitar el pago por parte del titular. Esta renegociación puede implicar cambios en la cuota mensual, la duración del préstamo o la aplicación de intereses más bajos.

6. Subrogación de la hipoteca: Otra opción es que el titular de la hipoteca busque la subrogación del préstamo, es decir, transferir la deuda a otra entidad financiera que ofrezca mejores condiciones. Esto puede ser una alternativa para reducir la carga económica y evitar posibles problemas de impago.

Extinción de la figura de avalista

La figura del avalista puede ser extinguida en determinadas circunstancias. A continuación, se detallarán algunas de las situaciones en las que esto puede ocurrir:

1. Cancelación del aval: El avalista puede solicitar la cancelación de su aval una vez que el deudor principal cumpla con todas sus obligaciones. Para esto, es necesario que el acreedor principal acepte la cancelación y se realice la correspondiente cancelación registral.

2. Pago total de la deuda: Si el avalista realiza el pago total de la deuda, puede solicitar la extinción de su aval. En este caso, es necesario que el acreedor principal acepte el pago y se haga la correspondiente cancelación registral.

3. Pago parcial de la deuda: Si el avalista realiza un pago parcial de la deuda, puede solicitar la extinción proporcional de su aval. Es decir, se reducirá la responsabilidad avalada en la misma proporción que se haya abonado.

4. Renuncia del avalista: El avalista puede renunciar a su aval en cualquier momento, siempre y cuando notifique su renuncia al deudor principal y al acreedor principal. Sin embargo, esta renuncia puede no ser aceptada por el acreedor y, en ese caso, el avalista seguirá siendo responsable.

5. Prescripción de la deuda: Si la deuda avalada prescribiera, es decir, si el plazo para reclamarla ha expirado, el avalista quedará liberado de su responsabilidad. No obstante, es importante tener en cuenta que la prescripción de la deuda puede interrumpirse por diversas causas, lo cual podría tener implicaciones en la figura del avalista.

Cómo liberarme de ser avalista

Ser avalista es una responsabilidad financiera que puede tener consecuencias negativas si el deudor principal no cumple con sus obligaciones. Si te encuentras en la situación de ser avalista y quieres liberarte de esta responsabilidad, aquí te presentamos algunas opciones:

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1. Negociar con el deudor principal: Lo primero que puedes intentar es hablar directamente con el deudor principal y tratar de llegar a un acuerdo. Puedes proponerle que busque otra persona que te sustituya como avalista o que busque una alternativa para pagar la deuda sin necesidad de tu aval.

2. Renunciar al aval: En algunos casos, es posible renunciar al aval presentando una solicitud formal ante la entidad financiera. Sin embargo, esto dependerá de las políticas internas de cada entidad y es probable que te soliciten una justificación válida para hacerlo.

3. Revisar el contrato de aval: Es importante revisar detenidamente el contrato de aval para conocer las cláusulas y condiciones que rigen la relación entre el avalista y el deudor principal. En algunos casos, el contrato puede establecer condiciones específicas que permitan al avalista solicitar su liberación.

4. Buscar una refinanciación: Si el deudor principal está teniendo dificultades para pagar la deuda, una opción puede ser buscar una refinanciación o reestructuración de la misma. Esto implica renegociar las condiciones de pago para que sean más accesibles y, en algunos casos, puede implicar la liberación del avalista.

5. Contactar a un abogado: Si ninguna de las opciones anteriores funciona, es recomendable que busques asesoramiento legal. Un abogado especializado en derecho financiero podrá analizar tu situación particular y brindarte las mejores recomendaciones para liberarte de ser avalista.

Recuerda que liberarte de ser avalista no siempre es sencillo y puede requerir tiempo y esfuerzo. Es importante actuar con prudencia y buscar el asesoramiento adecuado para tomar la mejor decisión en tu caso particular.

Si te encuentras preocupado por lo que sucedería si llegara a faltar el avalista en tu contrato, te recomendamos contactar con Loustau Abogados, un despacho profesional gestionado por Borja Fau. Ellos podrán brindarte asesoramiento legal especializado y resolver todas tus dudas al respecto. No dudes en comunicarte con ellos a través del teléfono 666555444. Confía en Loustau Abogados para proteger tus intereses legales.