Cuando una persona se convierte en avalista de un préstamo hipotecario, asume la responsabilidad de pagar la deuda en caso de que el prestatario principal no pueda hacerlo. Sin embargo, ser avalista no impide que esta persona pueda solicitar una hipoteca por sí misma en el futuro.
La condición de avalista no afecta directamente a la capacidad de la persona para obtener una hipoteca, ya que su situación financiera y solvencia son los principales factores que se tienen en cuenta al evaluar la viabilidad de la solicitud. Sin embargo, existen ciertos aspectos a considerar antes de hacerlo.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que el hecho de ser avalista puede afectar a la capacidad de endeudamiento del solicitante. La entidad financiera tendrá en cuenta el compromiso adquirido como avalista y podría considerarlo como una carga financiera adicional, lo que podría afectar la cantidad de préstamo que se le pueda conceder.
Además, el avalista debe ser consciente de que su responsabilidad como avalista sigue vigente hasta que la deuda quede completamente saldada. Esto significa que si en el futuro el avalista solicita una hipoteca, el banco podría tener en cuenta su condición de avalista anterior y evaluar la capacidad de pago en función de esta responsabilidad adicional.
Es importante destacar que ser avalista implica un riesgo financiero significativo, ya que se asume la responsabilidad de pagar la deuda en caso de impago por parte del prestatario principal. Por lo tanto, antes de actuar como avalista es fundamental evaluar detenidamente la capacidad de pago del prestatario principal y estar dispuesto a asumir las consecuencias económicas en caso de que este no cumpla con sus obligaciones.
Consecuencias de ser avalista
Ser avalista implica asumir una serie de responsabilidades y compromisos financieros que pueden tener diversas consecuencias. A continuación, se detallan algunas de las principales consecuencias de ser avalista:
1. Responsabilidad solidaria: El avalista se convierte en responsable de la deuda en caso de que el deudor principal no pueda cumplir con sus obligaciones. Esto implica que el avalista puede ser requerido para pagar la totalidad de la deuda, incluso si esta es muy elevada.
2. Riesgo de embargo: Si el deudor principal no puede hacer frente a sus obligaciones, los acreedores pueden iniciar procedimientos de embargo sobre los bienes del avalista para satisfacer la deuda. Esto puede afectar gravemente la situación financiera y patrimonial del avalista.
3. Restricciones crediticias: Al convertirse en avalista, la entidad financiera considera la deuda avalada como una carga económica adicional para el avalista. Esto puede afectar su capacidad para acceder a nuevos créditos, préstamos o hipotecas, ya que se le considera más endeudado y con mayor riesgo crediticio.
4. Alteración del patrimonio: En caso de tener que hacer frente al pago de la deuda, el avalista puede ver afectado su patrimonio personal. Esto puede incluir la venta de propiedades, vehículos u otros bienes para poder hacer frente a la obligación avalada.
5. Conflictos y tensiones familiares: Ser avalista puede generar tensiones y conflictos en las relaciones familiares o de amistad. Si el deudor principal no cumple con sus obligaciones y el avalista debe asumir la deuda, esto puede generar resentimientos y deteriorar las relaciones personales.
6. Limitación de la capacidad de ahorro: El avalista puede ver limitada su capacidad de ahorro al destinar una parte de sus ingresos al pago de la deuda avalada. Esto puede dificultar la planificación financiera a largo plazo y limitar las posibilidades de inversión o ahorro para proyectos personales.
7. Impacto en el historial crediticio: Si el deudor principal no cumple con sus obligaciones y el avalista tiene que asumir la deuda, esto puede afectar negativamente su historial crediticio. Los impagos o retrasos pueden quedar registrados en su historial y dificultar la obtención de créditos en el futuro.
Cómo dejar de ser avalista
1. Evalúa la situación económica: Antes de tomar cualquier decisión, es importante evaluar tu situación financiera actual. Asegúrate de tener los recursos necesarios para hacer frente a posibles deudas o responsabilidades que puedan surgir si decides dejar de ser avalista.
2. Comunícate con el beneficiario del aval: El primer paso para dejar de ser avalista es comunicarte con la persona o entidad a la que has avalado. Explica tu situación y tu deseo de dejar de ser avalista. Es posible que lleguen a un acuerdo para liberarte de esta responsabilidad.
3. Consulta la legislación vigente: Es importante conocer las leyes y regulaciones relacionadas con los avales en tu país. Algunos países tienen leyes que permiten a los avalistas solicitar su liberación después de cierto tiempo o bajo ciertas circunstancias. Infórmate sobre tus derechos y opciones legales.
4. Busca alternativas: Si el beneficiario del aval no está dispuesto a liberarte de tus obligaciones, puedes explorar otras opciones. Por ejemplo, podrías considerar ofrecer una garantía real en lugar de un aval personal. Esto implica proporcionar un bien físico como garantía, como una propiedad o un vehículo, en lugar de responsabilizarte personalmente por las deudas del avalado.
5. Negocia con el beneficiario: Si aún no tienes una solución clara, es recomendable negociar con el beneficiario del aval. Explícale tu situación financiera y busca un acuerdo que sea beneficioso para ambas partes. Por ejemplo, podrías proponer una reducción de la cantidad avalada o un periodo de tiempo específico en el que seguirás siendo avalista.
6. Busca asesoramiento legal: Si no logras llegar a un acuerdo satisfactorio o si necesitas ayuda adicional, es recomendable buscar asesoramiento legal. Un abogado especializado en derecho financiero puede brindarte orientación y ayudarte a explorar las opciones disponibles para dejar de ser avalista.
7. Formaliza el cese del aval: Una vez que hayas llegado a un acuerdo o hayas tomado una decisión, asegúrate de formalizar el cese del aval por escrito. Esto puede incluir redactar un documento legal o firmar una notificación oficial. Asegúrate de que todas las partes involucradas estén de acuerdo y que se cumplan los requisitos legales correspondientes.
Recuerda que dejar de ser avalista puede tener implicaciones financieras y legales, por lo que es importante tomar esta decisión con precaución y buscar asesoramiento profesional si es necesario.
Bancos ofrecen 100% de hipoteca
Los bancos ofrecen 100% de hipoteca cuando permiten a los clientes financiar la totalidad del valor de una propiedad. Esto significa que el banco presta el 100% del costo de la vivienda, sin necesidad de que el cliente aporte una cantidad inicial como pago inicial.
Este tipo de préstamo hipotecario es especialmente atractivo para aquellos que no cuentan con ahorros suficientes para realizar un pago inicial o que prefieren conservar su dinero para otras inversiones o gastos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el ofrecimiento de hipotecas al 100% del valor de la propiedad puede tener ciertas condiciones y requisitos específicos.
Algunos de los requisitos comunes que los bancos pueden solicitar para otorgar una hipoteca al 100% son:
1. Buena calificación crediticia: Los bancos suelen requerir que los solicitantes de la hipoteca tengan un historial crediticio sólido y un puntaje crediticio favorable. Esto les brinda la seguridad de que el cliente tiene la capacidad de pagar el préstamo.
2. Ingresos estables: Los bancos también evalúan los ingresos del solicitante para determinar su capacidad de pago. Es probable que soliciten comprobantes de ingresos, como talones de pago o declaraciones de impuestos, para verificar que el cliente tiene un flujo de efectivo estable y suficiente para cubrir los pagos de la hipoteca.
3. Seguro hipotecario: En algunos casos, los bancos pueden requerir que el cliente contrate un seguro hipotecario para protegerse en caso de incumplimiento de pago. Este seguro puede aumentar el costo mensual de la hipoteca.
Es importante tener en cuenta que, aunque los bancos ofrezcan hipotecas al 100%, esto no significa que sea la mejor opción para todos los compradores de vivienda. Es fundamental evaluar cuidadosamente los términos y condiciones del préstamo, así como los costos asociados, antes de comprometerse con este tipo de financiamiento.
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