El ERTE, o Expediente de Regulación Temporal de Empleo, es una medida que se ha utilizado ampliamente durante la pandemia de COVID-19 para proteger el empleo y evitar despidos masivos. Sin embargo, es importante saber que el hecho de estar en un ERTE no garantiza automáticamente el derecho al paro en caso de despido.
En primer lugar, es necesario entender que el ERTE implica una suspensión temporal del contrato de trabajo o una reducción de la jornada laboral. Durante este periodo, los trabajadores afectados continúan manteniendo su vínculo laboral con la empresa, aunque no estén trabajando de manera efectiva.
Si una empresa decide despedir a un trabajador que se encuentra en un ERTE, debe seguir los procedimientos legales establecidos y justificar adecuadamente las causas del despido. En este sentido, la empresa no puede despedir a un trabajador únicamente por estar en un ERTE, ya que esto podría considerarse un despido improcedente.
Si un trabajador es despedido estando en un ERTE, su situación es similar a la de cualquier otro trabajador despedido. Deberá solicitar el paro ante el Servicio Público de Empleo correspondiente y cumplir con los requisitos establecidos para poder acceder a esta prestación.
Entre los requisitos generales para acceder al paro se encuentran haber cotizado al menos 360 días en los últimos seis años, estar en situación de desempleo involuntario, estar disponible para trabajar y buscar activamente empleo, entre otros.
Es importante destacar que cada caso es único y puede haber particularidades dependiendo de la legislación laboral del país. Por eso, es recomendable asesorarse con un abogado laboralista o acudir a los servicios de orientación laboral para recibir información más precisa y adecuada a cada situación.
Qué ocurre si estoy en ERTE y se termina mi prestación
Si te encuentras en un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) y tu prestación por desempleo se termina, existen diferentes situaciones que pueden ocurrir. A continuación, te mencionaré algunas de ellas:
1. Reincorporación al trabajo: Si la empresa en la que estás en ERTE vuelve a la normalidad y te llaman para reincorporarte a tu puesto de trabajo, dejarás de estar en situación de desempleo. En este caso, no necesitarás solicitar ninguna prestación.
2. Continuar en situación de desempleo: En el caso de que la empresa no pueda reincorporarte a tu puesto de trabajo después de finalizado el ERTE, deberás solicitar el paro nuevamente. Para ello, debes acudir a tu oficina de empleo y presentar la documentación requerida.
3. Agotamiento de la prestación por desempleo: Si ya has agotado todas las prestaciones por desempleo a las que tienes derecho, es posible que puedas solicitar el subsidio por desempleo. Para ello, debes cumplir una serie de requisitos establecidos por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
4. Buscar alternativas laborales: Si no puedes reincorporarte a tu puesto de trabajo y no tienes derecho a ninguna prestación, es importante que comiences a buscar alternativas laborales lo antes posible. Puedes registrarte en las oficinas de empleo, utilizar portales de empleo online y contactar con empresas en las que estés interesado.
Es fundamental mantenerse informado sobre las posibles ayudas y prestaciones a las que se tiene derecho en cada situación específica. El SEPE es el organismo encargado de gestionar las prestaciones por desempleo y puede brindar información más detallada según cada caso.
Recuerda que la situación de cada persona puede variar dependiendo de diferentes factores, como la duración del ERTE, el tipo de contrato o la situación económica del país. Por eso, es importante estar al tanto de las novedades y cambios legislativos que puedan afectar a tu situación particular.
Despido sin derecho a paro
El despido sin derecho a paro es una situación en la que un trabajador es despedido de su empleo y no tiene derecho a recibir la prestación por desempleo, también conocida como paro.
Existen diferentes circunstancias en las que un trabajador puede ser despedido sin derecho a paro. Algunas de ellas son:
1. Despido procedente por causas disciplinarias: Cuando el trabajador ha cometido faltas graves o reiteradas que justifican su despido, como el robo, la violencia o el incumplimiento grave de sus funciones.
2. Despido por finalización de contrato temporal: Si el contrato de trabajo tenía una duración determinada y llega a su fin, el trabajador no tiene derecho a paro.
3. Despido por voluntad del trabajador: Si el trabajador decide renunciar a su empleo de forma voluntaria, no podrá acceder a la prestación por desempleo.
4. Despido objetivo: Cuando la empresa tiene causas económicas, técnicas, organizativas o de producción que justifican el despido, el trabajador no tiene derecho a paro.
Es importante mencionar que, aunque un trabajador sea despedido sin derecho a paro, aún puede tener derecho a otras indemnizaciones o compensaciones económicas establecidas por la legislación laboral.
ERTE: ¿Cómo se calcula el paro?
El cálculo del paro en un ERTE se basa en la base reguladora del trabajador, que se determina según las cotizaciones realizadas durante los últimos 180 días trabajados. Esta base reguladora es el promedio de las bases de cotización de los últimos 6 meses anteriores a la fecha del ERTE.
Una vez se tiene la base reguladora, se aplica un porcentaje de prestación que varía según el tiempo que el trabajador haya estado en situación de ERTE. Durante los primeros 180 días de ERTE, la prestación es del 70% de la base reguladora. A partir del día 181, la prestación pasa a ser del 50%.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que existe un límite máximo y mínimo para el cálculo del paro. El límite máximo es el tope máximo de prestación que puede recibir un trabajador, mientras que el límite mínimo es el importe mínimo que se garantiza en cualquier situación de desempleo.
Además, en el caso de los trabajadores con hijos a cargo, se aplica un porcentaje adicional por cada hijo. Este porcentaje varía según el número de hijos.
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