Un contrato de arras es un acuerdo legalmente vinculante entre dos partes que están interesadas en llevar a cabo una transacción, ya sea la compra o venta de un bien inmueble, un vehículo u otro tipo de propiedad. Este contrato es comúnmente utilizado en transacciones inmobiliarias, y su objetivo principal es asegurar el compromiso de ambas partes antes de formalizar el acuerdo definitivo.
En un contrato de arras, una de las partes compromete una cantidad de dinero como señal de su intención de llevar a cabo la transacción. Esta cantidad puede variar, pero generalmente representa un porcentaje del valor total de la propiedad o bien en cuestión. La parte que entrega la señal es conocida como el «arrasante» y la parte que la recibe como el «arrasado».
La función principal de las arras es garantizar que ambas partes cumplan con sus obligaciones y evitar que se produzcan incumplimientos. Si alguna de las partes decide no continuar con la transacción, la parte que incumple perderá la cantidad entregada en concepto de arras. Por otro lado, si el incumplimiento es por parte del arrasado, este deberá devolver el doble de la cantidad recibida como arras.
El contrato de arras también establece las condiciones y términos de la transacción, como el plazo para formalizar el acuerdo definitivo, los posibles ajustes de precio, las responsabilidades de cada parte, entre otros aspectos relevantes. Es importante que todas estas cláusulas estén claramente redactadas y sean comprensibles para evitar conflictos futuros.
En cuanto a su funcionamiento, una vez que se ha firmado el contrato de arras, ambas partes están legalmente obligadas a cumplir con sus términos. Generalmente, se establece un plazo para formalizar el acuerdo definitivo, durante el cual ambas partes deben llevar a cabo las acciones necesarias para completar la transacción, como obtener la financiación necesaria o realizar las inspecciones pertinentes.
Una vez cumplidas todas las condiciones establecidas en el contrato de arras, se procede a la firma del contrato definitivo, donde se formaliza la transacción y se realiza el pago total o restante del precio acordado. En caso de incumplimiento por alguna de las partes, se pueden tomar medidas legales para exigir el cumplimiento del contrato o reclamar daños y perjuicios.
Monto en contrato de arras
El monto en un contrato de arras es una parte importante del acuerdo entre las partes involucradas. El contrato de arras es un contrato preliminar que se realiza antes de la firma del contrato definitivo y tiene como objetivo asegurar la voluntad de las partes de cumplir con el acuerdo final.
El monto en el contrato de arras se refiere a la cantidad de dinero o bienes que una de las partes entrega a la otra como garantía de cumplimiento. Esta cantidad puede ser fija o variable, dependiendo de lo acordado en el contrato.
El monto en el contrato de arras suele ser un porcentaje del precio total del bien o servicio que se va a adquirir. Por ejemplo, si se está realizando un contrato de arras para la compra de una vivienda, el monto puede ser del 10% del precio total acordado.
Es importante destacar que el monto en el contrato de arras no es un pago definitivo, sino una garantía de cumplimiento. Si la parte que entrega el monto decide no cumplir con el contrato definitivo, la otra parte puede retener el monto entregado como indemnización por incumplimiento.
En caso de que ambas partes cumplan con el contrato definitivo, el monto entregado en el contrato de arras se deducirá del precio total a pagar. Es decir, se considerará como un pago adelantado.
Es recomendable que el monto en el contrato de arras esté claramente establecido en el acuerdo, especificando la forma de pago, el plazo para la entrega y las consecuencias en caso de incumplimiento.
Consideraciones clave antes de firmar contrato de arras
1. Entender el propósito del contrato de arras: El contrato de arras es un acuerdo previo a la firma del contrato de compraventa de un inmueble. Su objetivo principal es garantizar la seriedad y compromiso de ambas partes en la transacción.
2. Definir las condiciones: Antes de firmar el contrato de arras, es fundamental que ambas partes acuerden las condiciones específicas de la transacción, como el precio, plazos de pago, condiciones de financiamiento, gastos asociados, entre otros.
3. Realizar una exhaustiva investigación: Antes de comprometerse a través de un contrato de arras, es importante investigar a fondo el inmueble en cuestión. Esto implica verificar la situación legal del mismo, la existencia de cargas o deudas asociadas, y cualquier otro aspecto relevante que pueda afectar la transacción.
4. Contemplar cláusulas de rescisión: Es recomendable incluir cláusulas de rescisión en el contrato de arras, que establezcan las condiciones bajo las cuales cualquiera de las partes puede desistir del acuerdo. Estas cláusulas deben ser claras y equitativas para ambas partes.
5. Establecer un plazo de ejecución: El contrato de arras debe establecer un plazo de ejecución, es decir, un periodo de tiempo en el cual se debe completar la transacción. Esto incluye la firma del contrato de compraventa y la entrega del inmueble.
6. Establecer garantías: Es recomendable incluir garantías en el contrato de arras, que aseguren el cumplimiento de las obligaciones de ambas partes. Estas garantías pueden ser monetarias, como el depósito de una cantidad determinada, o pueden ser garantías adicionales, como la entrega de documentos o la realización de trámites específicos.
7. Asesorarse legalmente: Antes de firmar cualquier contrato, es fundamental contar con el asesoramiento legal de un profesional especializado en derecho inmobiliario. Un abogado puede revisar el contrato de arras y asegurarse de que todas las cláusulas y condiciones sean justas y acordes a la legislación vigente.
Responsabilidad de los gastos en contrato de arras
En un contrato de arras, la responsabilidad de los gastos puede variar dependiendo de las condiciones acordadas entre las partes. En general, los gastos suelen ser compartidos entre el comprador y el vendedor, aunque también puede haber casos en los que una de las partes asuma la totalidad de los gastos.
1. Gastos de la señal: La señal o arras es una cantidad de dinero que se entrega al vendedor como muestra de intención de compra. En la mayoría de los casos, si el comprador decide finalmente no llevar a cabo la operación, perderá esta cantidad. Sin embargo, si es el vendedor quien se echa atrás, este deberá devolver el doble de la señal recibida.
2. Gastos de gestoría: Los gastos de gestoría suelen ser compartidos entre el comprador y el vendedor. Estos gastos incluyen los trámites necesarios para llevar a cabo la compraventa, como la redacción del contrato, la inscripción en el registro de la propiedad, entre otros.
3. Gastos de notaría: Los gastos de notaría también suelen ser compartidos entre ambas partes. Estos gastos incluyen la escritura pública de compraventa y la firma del contrato.
4. Gastos de registro de la propiedad: Los gastos de registro de la propiedad también pueden ser compartidos, aunque en algunos casos el vendedor puede asumirlos íntegramente. Estos gastos corresponden a la inscripción del contrato de arras en el registro de la propiedad.
Es importante destacar que, aunque existen estas pautas generales, las partes pueden acordar libremente cómo se distribuirán los gastos en el contrato de arras. Por lo tanto, es fundamental que todas las condiciones queden claras y por escrito en el contrato, para evitar posibles conflictos o malentendidos en el futuro.
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