La Seguridad Social es un sistema que protege a los trabajadores y asegura la cobertura de situaciones de incapacidad, entre otras contingencias. Dentro de este marco, se establecen diferentes grados de incapacidad permanente, los cuales determinan el nivel de limitación que sufre una persona para desempeñar su trabajo habitual.
Existen cuatro grados de incapacidad permanente reconocidos por la Seguridad Social en España: parcial, total, absoluta y gran invalidez. Cada uno de ellos implica una serie de requisitos y derechos para el trabajador afectado.
El grado de incapacidad permanente parcial se otorga cuando el trabajador sufre una disminución igual o superior al 33% en su capacidad de trabajo, pero puede seguir llevando a cabo las tareas fundamentales de su profesión habitual, aunque con ciertas limitaciones. En estos casos, se le concede una indemnización económica única.
En cambio, la incapacidad permanente total se concede cuando el trabajador no puede realizar la profesión que venía desempeñando, pero sí puede realizar otras tareas diferentes. Se le reconoce una pensión mensual, que puede ser de un 55% de la base reguladora de la prestación.
La incapacidad permanente absoluta se otorga cuando el trabajador no puede realizar ninguna actividad laboral, ya sea la que venía desempeñando o cualquier otra. En estos casos, se le concede una pensión mensual del 100% de la base reguladora.
Por último, la gran invalidez se concede cuando el trabajador necesita la asistencia de otra persona para llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria. Además de la pensión mensual del 100% de la base reguladora, se le concede una prestación adicional para su cuidador.
Es importante destacar que el reconocimiento de un grado de incapacidad permanente no es definitivo, ya que la Seguridad Social puede revisar el caso y modificar el grado si se producen cambios en la situación del trabajador. Además, el trabajador tiene derecho a solicitar una revisión si considera que su situación ha empeorado.
Los 4 tipos de incapacidad permanente explicados
La incapacidad permanente es una situación en la cual una persona no puede realizar su trabajo habitual debido a una enfermedad o lesión que le impide desarrollar sus funciones de manera adecuada y duradera. Existen 4 tipos de incapacidad permanente reconocidos por la Seguridad Social, los cuales son:
1. Incapacidad permanente parcial: En este caso, la persona afectada sufre una disminución de su capacidad de trabajo, pero conserva la posibilidad de desempeñar otras actividades laborales diferentes a su ocupación habitual. Es decir, puede seguir trabajando en otro tipo de empleo que se adapte a sus limitaciones.
2. Incapacidad permanente total: En este tipo de incapacidad, la persona no puede realizar su trabajo habitual ni ninguna otra actividad laboral. Es decir, está incapacitada para trabajar en cualquier ocupación remunerada. Sin embargo, se considera que puede realizar actividades no laborales.
3. Incapacidad permanente absoluta: En este caso, la persona afectada no solo está incapacitada para realizar su trabajo habitual, sino que también se encuentra imposibilitada para realizar cualquier otra actividad laboral o no laboral. Es decir, su incapacidad es total y absoluta.
4. Gran invalidez: Esta es la máxima categoría de incapacidad permanente. Se concede cuando la persona afectada necesita de la asistencia de otra persona para realizar las actividades más básicas de la vida diaria, como vestirse, comer o desplazarse. Además, la persona se encuentra incapacitada para trabajar en cualquier ocupación.
Es importante destacar que para que una persona sea reconocida con alguna de estas categorías de incapacidad permanente, debe pasar por un proceso de evaluación médica y administrativa. El objetivo es determinar el grado de limitación que la enfermedad o lesión provoca en la capacidad de trabajo de la persona.
Concesión del 75% en la incapacidad permanente total
La concesión del 75% en la incapacidad permanente total es un beneficio que se otorga a las personas que han sufrido una lesión o enfermedad que les impide trabajar en su ocupación habitual de forma permanente. Esta concesión se basa en la evaluación de la capacidad laboral de la persona y se determina mediante un proceso de valoración médica.
La incapacidad permanente total implica que la persona afectada no puede realizar las tareas propias de su profesión habitual, pero sí puede desempeñar otras ocupaciones. El porcentaje del 75% indica que la persona tiene una pérdida de capacidad laboral del 75% en comparación con una persona sana.
Para solicitar la concesión del 75% en la incapacidad permanente total, es necesario presentar una solicitud ante la entidad correspondiente, como el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) en España. La solicitud debe incluir informes médicos y cualquier otra documentación relevante que demuestre la incapacidad de la persona para trabajar en su ocupación habitual.
Una vez presentada la solicitud, se llevará a cabo un proceso de evaluación médica en el que se determinará si la persona cumple con los requisitos para la concesión del 75% en la incapacidad permanente total. En este proceso, se valorarán aspectos como el diagnóstico médico, el grado de limitación funcional y las posibilidades de reinserción laboral en otras ocupaciones.
Si se concede el 75% en la incapacidad permanente total, la persona afectada tendrá derecho a recibir una prestación económica por parte de la entidad correspondiente. Esta prestación se calcula en base a diferentes factores, como el salario base de cotización y el grado de incapacidad reconocido.
Es importante destacar que la concesión del 75% en la incapacidad permanente total no implica una incapacidad absoluta para trabajar, sino que se reconoce una limitación significativa en la capacidad laboral. Por lo tanto, la persona afectada puede buscar otras alternativas laborales que se ajusten a sus capacidades y limitaciones.
Grado de discapacidad en incapacidad permanente absoluta
El grado de discapacidad en la incapacidad permanente absoluta es una medida que se utiliza para evaluar el nivel de limitación que una persona tiene debido a una enfermedad o lesión. Este grado se establece mediante un proceso de valoración realizado por un equipo médico especializado.
El objetivo de determinar el grado de discapacidad es determinar el nivel de incapacidad de una persona para realizar actividades básicas de la vida diaria, como caminar, vestirse, alimentarse, entre otras. Además, también se evalúa la capacidad de la persona para desempeñar tareas laborales.
El grado de discapacidad se establece en porcentajes, que van desde un mínimo de 33% hasta un máximo de 100%. La persona obtiene un mayor grado de discapacidad a medida que su limitación en las actividades diarias y laborales es mayor.
En el caso de la incapacidad permanente absoluta, se considera que la persona tiene una limitación tan severa que no puede realizar ninguna actividad laboral. Esto implica que la persona no puede desempeñar ningún tipo de trabajo, ni siquiera aquellos que no requieren de una gran capacidad física o mental.
Es importante destacar que el grado de discapacidad en la incapacidad permanente absoluta puede variar según el tipo de enfermedad o lesión que la persona presente. Por ejemplo, una persona que ha sufrido una lesión en la médula espinal y ha quedado paralizada de cuello para abajo tendrá un grado de discapacidad mayor que una persona que sufre de una enfermedad degenerativa que afecta su movilidad.
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