La incapacidad permanente total y la incapacidad permanente absoluta son dos tipos de invalidez reconocidos en el ámbito legal que pueden afectar a una persona y su capacidad para trabajar. Aunque ambos términos pueden sonar similares, existen diferencias importantes entre ellos que es necesario entender antes de tomar una decisión.
La incapacidad permanente total se refiere a la situación en la que una persona no puede realizar su trabajo habitual, pero aún puede realizar otras actividades laborales. En este caso, la persona puede ser reubicada en un puesto de trabajo diferente dentro de la misma empresa o en otro lugar de trabajo. La incapacidad permanente total implica una disminución de al menos el 33% en la capacidad laboral de la persona afectada.
Por otro lado, la incapacidad permanente absoluta se refiere a la situación en la que una persona no puede realizar ninguna actividad laboral y requiere asistencia constante para sus necesidades básicas. En este caso, la persona no puede ser reubicada en otro puesto de trabajo debido a la gravedad de su estado de salud. La incapacidad permanente absoluta implica una disminución de al menos el 75% en la capacidad laboral de la persona afectada.
La elección entre una incapacidad permanente total y una incapacidad permanente absoluta dependerá de las circunstancias individuales de cada persona. Es importante tener en cuenta factores como el estado de salud, la capacidad para realizar tareas laborales y la necesidad de asistencia constante. También es importante consultar con un profesional especializado en derecho laboral y de la seguridad social para obtener asesoramiento adecuado y tomar una decisión informada.
En términos de beneficios y compensaciones, una persona con incapacidad permanente total puede tener derecho a una pensión de invalidez parcial, mientras que una persona con incapacidad permanente absoluta puede tener derecho a una pensión de invalidez total. Estas pensiones pueden variar según el país y las leyes específicas.
Incapacidad total o absoluta: Diferencias y consideraciones
La incapacidad total o absoluta es un término utilizado en el ámbito de la seguridad social para referirse a la situación en la que una persona no puede realizar ninguna actividad laboral debido a una enfermedad o discapacidad. Aunque ambos términos se utilizan de manera intercambiable, existen algunas diferencias y consideraciones importantes a tener en cuenta.
1. Incapacidad total: Se considera incapacidad total cuando la persona afectada no puede realizar ninguna actividad laboral remunerada, pero aún puede realizar otras tareas o actividades no laborales. En este caso, la persona puede recibir una pensión por incapacidad que le permita cubrir sus necesidades básicas.
2. Incapacidad absoluta: Por otro lado, se considera incapacidad absoluta cuando la persona afectada no puede realizar ninguna actividad laboral ni tampoco puede llevar a cabo otras tareas o actividades no laborales. En este caso, la persona puede recibir una pensión por incapacidad que le brinde un mayor nivel de protección y apoyo económico.
Es importante destacar que la determinación de la incapacidad total o absoluta se realiza a través de un proceso de evaluación médica y administrativa. En muchos países, existen comités o juntas médicas encargadas de evaluar el grado de incapacidad de una persona y determinar si cumple con los requisitos para recibir una pensión por incapacidad.
Además, es importante tener en cuenta que la incapacidad total o absoluta puede ser temporal o permanente. En algunos casos, una persona puede experimentar una mejora en su condición de salud y recuperar la capacidad para trabajar, lo que podría resultar en la suspensión de la pensión por incapacidad.
Ventajas de la incapacidad absoluta
1. Estabilidad económica: La incapacidad absoluta garantiza una estabilidad económica para la persona que la posee, ya que le otorga una pensión de por vida que le permite cubrir sus necesidades básicas y mantener un nivel de vida adecuado.
2. Acceso a servicios de salud: Al tener la incapacidad absoluta, se tiene acceso prioritario a los servicios de salud, lo que significa que no se requiere esperar largos periodos de tiempo para recibir atención médica especializada.
3. Protección laboral: La incapacidad absoluta brinda una protección laboral, ya que impide que el empleador pueda despedir a la persona por motivos relacionados con su incapacidad. Además, se pueden solicitar adaptaciones en el entorno laboral para facilitar la realización de las tareas.
4. Beneficios fiscales: Las personas con incapacidad absoluta pueden disfrutar de beneficios fiscales, como deducciones en el impuesto sobre la renta o exenciones en el pago de ciertos impuestos, lo que les permite ahorrar dinero y tener un mayor ingreso disponible.
5. Acceso a programas de asistencia: La incapacidad absoluta también otorga acceso a programas de asistencia social, como ayudas económicas, subsidios, bonificaciones o descuentos en servicios públicos, transporte o vivienda, lo que contribuye a mejorar la calidad de vida de la persona.
6. Protección legal: La incapacidad absoluta brinda una protección legal adicional, ya que en caso de que la persona sea víctima de discriminación o abuso debido a su condición, puede recurrir a los mecanismos legales para hacer valer sus derechos y buscar justicia.
7. Prioridad en trámites administrativos: Las personas con incapacidad absoluta tienen prioridad en los trámites administrativos, lo que implica que no tienen que esperar largas filas o pasar por procesos burocráticos complicados, facilitando así la realización de gestiones y trámites necesarios.
8. Acceso a programas de formación y capacitación: Las personas con incapacidad absoluta tienen acceso a programas de formación y capacitación especializados, lo que les permite adquirir nuevas habilidades, mejorar su empleabilidad y tener mayores oportunidades de desarrollo personal y profesional.
Concesión de incapacidad permanente absoluta: cuándo es apropiado.
La concesión de incapacidad permanente absoluta es apropiada cuando una persona se encuentra en una situación de salud que le impide de manera total y definitiva realizar cualquier tipo de trabajo. Esta condición debe estar debidamente avalada por informes médicos y evaluar las capacidades físicas y mentales del individuo.
Algunas situaciones en las que se puede conceder la incapacidad permanente absoluta incluyen enfermedades crónicas o degenerativas, secuelas de accidentes graves, discapacidades físicas o mentales que impiden el desempeño de cualquier actividad laboral, entre otros.
Es importante destacar que para solicitar la concesión de la incapacidad permanente absoluta es necesario cumplir con ciertos requisitos legales, como haber cotizado un mínimo de tiempo a la seguridad social, estar afiliado a algún régimen de protección social y haber pasado por los procesos de evaluación médica correspondientes.
La concesión de esta incapacidad implica una serie de derechos y beneficios para el individuo, como la percepción de una pensión económica que compensa la pérdida de ingresos por no poder trabajar, acceso a tratamientos médicos y rehabilitación, así como otras ayudas y prestaciones sociales.
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